De todas las enfermedades conocidas,
solo el 15% tiene una cura específica. El 85% restante recibe tratamiento sintomático; o
sea, que el medicamento no cura la enfermedad, sino que atenúa o elimina los
síntomas, como dolor, fiebre, etc.
Las grandes empresas
farmacéuticas internacionales son sociedades comerciales, con fines de lucro.
Los directorios están primariamente interesados en obtener dividendos antes que
ayudar a quienes sufren. Los accionistas invierten dinero y quieren que las
actividades de las empresas rindan ganancias. Si fueran empresas filantrópicas, seguramente serían entidades sin fines de lucro.
Entonces, ¿es irrazonable preguntar si es casual que haya más tratamientos sintomáticos que curativos? ¿Y
si no fuera casual?
¿De qué forma vendería más
remedios: fabricando las medicinas que atacan a los múltiples síntomas de una
enfermedad o uno que eliminase a la enfermedad que los produce?
A esto hay que agregar que muchos
remedios tienen efectos secundarios y que a menudo se recurre a otros para
controlar esos efectos indeseados.
EL MUNDO ENTERO YACE EN EL PODER
DEL INICUO (1 Juan 5: 19)
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