Ir al contenido principal

Historia de una traición



El reino de la Gran Bretaña tenía el propósito de desposeer a España de sus colonias. Tras el fracaso de las dos expediciones militares al Río de la Plata, a principios del siglo XIX, se decidió a dominar económicamente antes que a ocupar militarmente.

Una ocupación militar de Latinoamérica hubiese sido muy costosa. Resultaba mucho más barato fomentar revoluciones libertadoras y apoyar a los rebeldes con financiación y alguna ayuda militar mucho menor que la necesaria para un dominio militar efectivo. La financiación generaría deudas que se convertirían en un buen negocio, mientras que el desplazamiento militar solo ocasionaría gastos.

No es casual que muchos países bajo la órbita de España se endeudaran casi simultáneamente después del comienzo de sus movimientos independentistas. En 1822 Colombia pide un préstamo de £ 2.000.000, Chile £ 200.000, Perú £ 1.200.000 y también lo hace México. En 1824 Colombia pide un nuevo préstamo. Entre 1822 y 1826 las colonias españolas se endeudan por £ 20.978.000, mientras que el desembolso efectivo de las arcas inglesas fue solamente de £ 7.000.000 (o sea, esa cantidad fue la que recibieron realmente las colonias). Cualquier parecido con la usura es una realidad indiscutible.

En 1824, como Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Bernardino Rivadavia autoriza a contratar un empréstito con Baring Brothers (Inglaterra) por un millón de libras esterlinas (unos cinco millones de pesos, aproximadamente). Se constituye un consorcio negociador que es autorizado a contratar hasta el tipo 70% como mínimo. Esto quiere decir que están autorizados a contratar el préstamo nominal de un millón hasta por setecientos mil libras esterlinas recibidas efectivamente por el gobierno de Buenos Aires, menos gastos, porque el prestamista emite unos bonos que deben ser negociados en los mercados europeos y es práctica aceptada que sufran una quita.

El consorcio está formado por John Parish Robertson, quien es sobrino del cónsul inglés en el Río de la Plata (Woodbine Parish), William Parish Robertson, Félix Castro, que es un criollo estrechamente relacionado con el comercio inglés y socio de William Parish Robertson, Braulio Acosta, Juan Pablo Sáenz Valiente y Miguel Riglos. Vemos que se nombra a un consorcio negociador demasiado vinculado con los acreedores, de forma que no hay dos partes de intereses opuestos que acuerdan un contrato, sino que en la práctica resulta un contrato unilateral y del lado contrario a nuestros intereses.

Baring Brothers otorga el empréstito al 6% anual y negocia los bonos al 85%,  la Provincia de Buenos Aires debía recibir £ 850.000 menos gastos, pero el patriótico consorcio decide mandar setecientas mil libras, que era el mínimo que le había autorizado el gobierno. De las ciento cincuenta mil libras que sobran entregan treinta mil a Baring Brothers en concepto de comisión y se reparten las ciento veinte mil restantes entre ellos. Bernardino Rivadavia viaja también a Londres para participar de la negociación y pasa gastos por seis mil libras. En ese entonces esa cantidad representaba el acumulado de salarios percibidos por un operario industrial inglés en 72,12 años de actividad (considere que el promedio de vida era de 40-50 años y que los ingleses no conocen el aguinaldo. [Salario semanal en 1810: 32 chelines; 83 libras 4 chelines al año; 3.750 semanas a 32 chelines cada una = 120.000 chelines = 6.000 libras])

De las 700.000 libras que le correspondía percibir a la Provincia de Buenos Aires, Baring Brothers descuenta dos años de intereses por adelantado (6% anual, 12% de descuento sobre 1.000.000 = 120.000), 1% de amortización adelantada (10.000 libras) y 17.300 libras de comisión de gestores y gastos. Buenos Aires se endeuda por un millón y recibe £ 552.700, de las cuales £ 96.000 eran en oro y el resto en letras emitidas a favor de comerciantes ingleses.

Rivadavia pone como garantía las tierras, los bienes y el total de la renta aduanera de la Provincia de Buenos Aires. Como contraste: Brasil se endeuda en la misma época al 5% anual y da por garantía al 25% de la renta aduanera solamente. Ya presidente, en 1826, el abyecto traidor Bernardino Rivadavia consolida la deuda y pone como garantía a todas las tierras, bienes y renta aduanera de la incipiente República Argentina. En 1827 envía un primer pago de £ 65.000 en oro.

En 1828 no hay dinero para pagar  y se entregan los barcos de la armada, incluidas dos fragatas que se estaban construyendo en astilleros ingleses. Así, cuando en 1833 los ingleses usurpan Malvinas, no hay armada para rescatarlas. La deuda recién es cancelada en 1930.

Nosotros, como nación, homenajeamos al traidor Rivadavia poniéndole su nombre a la principal arteria porteña y a varios colegios y escuelas en todo el país. Es más: despreciamos la sangre derramada por los combatientes de Malvinas y la de los soldados que le dieron entidad a la declaración de independencia. Total, “es sangre de gauchos”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El libro del capitán Gillespie y la Revolución de Mayo

Mientras todavía no era tomada la ciudad de Buenos Aires por las tropas inglesas en 1806, el virrey Rafael, III Marqués de Sobremonte huyó con el Tesoro de la Real Hacienda y los caudales de la Compañía de Filipinas, con la intención de ponerlo a salvo en Córdoba y de formar un ejército para reconquistar lo perdido. La retaguardia de este cargamento estaba custodiada por una fuerza armada. Los ingleses ya habían tomado Buenos Aires cuando lograron interceptar en Luján a esos protectores del tesoro. Hicieron llegar a Sobremonte un correo en el que amenazaban con saquear Buenos Aires casa por casa, diezmando a la población. Con el propósito de salvar vidas (1), Sobremonte les entrega el tesoro, que fue embarcado el 17 de julio de 1806 en la fragata "HMS Narcissus", que zarpó hacia Portmouth. El 17 de septiembre de 1806 el tesoro es descargado y transportado en ocho carros tirados por seis caballos cada uno. Reparten en ellos la carga de 40 toneladas de monedas de plata y...

Refugiados de la Segunda Guerra Mundial en Argentina

        Después de la caída del Tercer Reich, a partir de 1945 comenzaron a llegar a Argentina militares alemanes; criminales de guerra alemanes, belgas, croatas e italianos; colaboracionistas; científicos y técnicos que no querían trabajar en Estados Unidos de América o caer en manos rusas. Hay quienes dicen que fueron unos quince mil y otros hablan del doble de esa cantidad.         Si quince mil le parece un número muy alto, considere que cuando comenzó la Guerra de Corea, en junio de 1950, el gobierno estadounidense inició la búsqueda de tropas auxiliares entre sus antiguos enemigos nazis. Un oficial de la CIA dijo: "Estaba claro que debíamos utilizar a todo hijo de puta que fuera simplemente un anticomunista". Preferían fugitivos de la Europa oriental para ser usados como guerrilleros después de un bombardeo atómico. Los mejores anticomunistas eran, sin duda, los ex-miembros de la SS y colaboracionistas ucranianos, croatas, lituanos y est...

La "izquierda peronista"

¿De dónde viene la izquierda peronista? No me interesa la política; ni la argentina, ni la mundial. Pero sí estoy obligado con la verdad. Esta es una palabra muy comprometedora y que exige responsabilidad. ¿Tengo la verdad? No lo sé, espero que sí. Equivocado o no, no miento. Hace más de cuarenta años, no puedo precisar exactamente el momento, el Partido Comunista local mandó que sus partidarios se afiliaran al peronismo. Justificó este pedido diciendo que, si bien era ideológicamente incorrecto, era el único movimiento de masas que había en la Argentina. Cuando Perón volvió de Europa fue trasladado a Mendoza. Allí se creó una logia o sociedad secreta militar denominada G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra de Unificación, ambos en uso según el destino de su misión). Este grupo tenía por objetivos principales, entre otros, mantener la neutralidad de la República Argentina en la Segunda Guerra Mundial y evitar que el movimiento obrero se inclinara hacia la izquierda pol...