En su actuación política, John Fitzgerald Kennedy cosechó muchos enemigos.
Usó a la mafia para ir ascendiendo al poder y también solía frecuentar círculos vinculados en los que encontraba diversión sexual. Una vez en el poder hizo una campaña en contra de ellos, hecho que fue muy mal recibido por los mafiosos. Un antiguo matón de Al Capone fue el que “le tiró” el cadáver de Marilyn Monroe, asesinada con una sobredosis de barbitúricos administrada por enema. El primero en llegar a la escena del crimen fue Peter Lawford, del clan Sinatra; luego entró Robert Kennedy.
En abril de 1962 Roger M. Blough, de la Steel Corporation, le comunica a Kennedy la decisión de aumentar el precio de la tonelada de acero en seis dólares, lo que significaría un aumento de mil millones de dólares (unos 6.860 millones de hoy) en el presupuesto de defensa de E.U.A. Kennedy contesta con una conferencia de prensa en la que señala: "En esta grave hora de la historia de nuestra nación... cuando estamos dedicando nuestras energías a la recuperación económica ... y solicitando a los obreros sindicalizados que pidan bajos aumentos de salarios, en una hora en que restricciones y sacrificios se demanda a cada ciudadano, el pueblo americano encontrará duro, como lo encuentro yo, aceptar una situación en la cual un pequeño grupo de gerentes del acero cuya ambición de poder y ganancias excede su sentido de responsabilidad pública sea capaz de mostrar tan cabal desprecio por el bienestar de ciento ochenta millones de norteamericanos ..."
Cuando el gobierno argentino decidió anular los contratos petroleros, Averell Harriman vino como enviado oficial y vocero de los intereses del sector; pero también viajó Mr. Harvey Poe, enviado personal y secreto de Kennedy, con veinte millones de dólares para que YPF se hiciese cargo de las áreas de la empresa.
Si a estos aspectos de la política de Kennedy se suma la lucha por los derechos civiles, el acercamiento con URSS, los planes de la Alianza para el Progreso, resulta evidente que tenía que morir. Pero ni la mafia, ni ninguna empresa, por poderosa que fuese, podían asesinar, por sí solas o mancomunadamente, al presidente de Estados Unidos de América. Ellas no tienen un grado de poder suficiente como para manejar a los servicios de inteligencia y, menos todavía para parar las investigaciones posteriores. Aún suponiendo que pudieran llegar a matarlo, sería suicida. Se podría decir que muchos hacían cola para matarlo, pero no tenían entidad para llegar a la concreción.
Entonces, ¿quién conspiró y asesinó a Kennedy?
El 4 de junio de 1963 Kennedy firmó el Decreto del Ejecutivo Nº 11.110, que le devolvía al Tesoro de los Estados Unidos de América la facultad de emitir dinero contra cada onza de plata o de oro que estuvieran atesoradas en las arcas del estado. Se emitieron así más de 4 mil millones de dólares en denominaciones de $ 2 y $ 5, convertibles en metálico. Con esto esperaba Kennedy despojar a la Reserva Federal del monopolio de la impresión de dólares contra deuda del gobierno de Estados Unidos de América. En ese entonces, ya los dólares emitidos por la Reserva no eran convertibles en metálico; valían por sí mismos, si es que valían algo (el valor, si tienen alguno, descansa más en la confianza que en la realidad). Era evidente que el pueblo iba a preferir el dinero convertible. Paulatinamente la Reserva Federal iría perdiendo presencia en el mercado.
La Reserva Federal es una empresa privada que fue creada el 23 de diciembre de 1913, cuando gran parte del Congreso de EUA estaba licenciado por la Navidad. El presidente Wilson, que había sido comprado por los banqueros, junto con congresistas afines a la banca concretaron -casi fraudulentamente- la aprobación de la ley de creación, redactada por los mismos banqueros.
Las Colonias que devinieron en los Estados Unidos de América prosperaban y generaban dinero genuino propio, contra riquezas en reserva. El rey de Inglaterra intentó obligar a las colonias a no emitir más dinero genuino, sino a tomar dinero a interés en bancos ingleses. El rechazo a esto fue lo que desencadenó el proceso de independencia que concluyó en la creación de los Estados Unidos de América. Durante la historia del país del Norte hubo una larga lucha de la banca para lograr que el pueblo estadounidense aceptara dinero contra deuda y perdiese paulatinamente la libertad y los bienes que tanto les costó alcanzar.
Esa lucha terminó con el triunfo de la banca en diciembre de 1913. De los doce bancos que la constituyen, por lo menos cinco tienen casas matrices en Londres y dos en paraísos fiscales. Por ley de creación, ningún gobierno estatal o nacional puede tener propiedad de las acciones de los bancos. Estas acciones no cotizan en Bolsa y no pueden ser vendidas. Tan solo heredadas o cedidas en actos privados. Si bien hay unos representantes del gobierno en las reuniones de directorio, familiarmente podría decirse que “no cortan ni pinchan”. Tienen el monopolio de la emisión de dólares, que se imprimen contra el canje y el descuento de bonos de deuda del gobierno de Estados Unidos. Supongamos que se emiten 100 mil millones al 5% a 10 años. Esto quiere decir que en diez años deberán pagar 5 mil millones. Ahora bien, como los bancos tienen el monopolio, hay dos caminos posibles: retirar 5 mil millones de circulación, aumentando las tasas de interés y creando recesión y aumentos de precios, o emitir más contra más deuda. Con el tiempo, la deuda crece a límites astronómicos y es impagable. Además, estos bancos tienen la autoridad para fijar el tipo de interés y el monto total del circulante; arma letal como ninguna otra. Una maniobra clásica es crear un período de bonanza, con créditos blandos y circulante abundante. Se endeudan empresas y gobiernos enteros. Luego retiran circulante, aumentan las tasas y quiebran países emergentes y empresas internacionales. Una forma maquiavélica de concentrar riquezas. Ellos no pierden nunca, saben de antemano lo que va a suceder y cuándo. Ellos fijan las reglas y el momento en que aplican.
Cinco meses después de la muerte de Kennedy ya no quedaban en circulación dólares del gobierno de $2 y $5. Los de $10 y $20 que estaban impresos en la Tesorería, nunca vieron el cielo de Estados Unidos. Desde 1963 hasta 1999 se creó deuda por 9 mil billones de dólares (U$S 9.000.000.000.000.000). Y, probablemente, el asesinato de Kennedy fue una advertencia a los futuros presidentes de Estados Unidos a que no interfirieran con el poder de emitir dinero que tiene la Reserva Federal. Porque el Decreto del Ejecutivo Nº 11.110 sigue en vigencia y no fue enmendado. (Esta información es del año 2000) Lo importante aquí no es si los billetes emitidos por el Tesoro tenían o no respaldo metálico, sino que eran emitidos sin deuda y prescindiendo de la Reserva Federal.
Que la mafia o una empresa internacional intentase matar a Kennedy es inviable, porque solo podrían comprar a personal de inteligencia, militares y de fuerzas de seguridad, jueces o políticos desde abajo hacia arriba. Solo un poder descomunal, como el banco central que domina la economía de Estados Unidos e influye significativamente en el mundo, podría “bajar línea” desde las cúpulas. La mafia y la CIA intervinieron, permitieron y ocultaron, pero ninguno, ni aún la CIA solitariamente, podían asegurar inmunidad absoluta. Hay otros servicios secretos estadounidenses que, de no estar involucrados o sacados del escenario, podrían haber revelado el complot a la opinión pública. Tal cúmulo de intervinientes solo deja la posibilidad de un magnicidio orquestado desde las más altas esferas de poder.
Hay un hecho muy notable: la muerte de más de veinte testigos. Cierto personaje, del que los servicios de inteligencia estadounidenses temían que hubiera hablado de más, había estado con una prostituta y no querían dejar "cabos sueltos". Como había duda de con quién había copulado, pues se sospechaba de dos mujeres, murieron las dos.
Kennedy no solo interfirió con la emisión doméstica de dinero por la Reserva Federal, sino que se propuso terminar con la guerra en Vietnam y se acercó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en ese tiempo en plena guerra fría. Las guerras siempre demandan grandes cantidades de dinero, que también emite la Reserva Federal. Era demasiado.
En inteligencia, siempre que pasa algo la pregunta de rigor es: ¿quién se beneficia?
¿Quién se benefició con la muerte de Kennedy? ¿Tiene la respuesta?
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