¿De dónde viene la izquierda peronista?
No me interesa la política; ni la argentina, ni la mundial. Pero sí estoy obligado con la verdad. Esta es una palabra muy comprometedora y que exige responsabilidad. ¿Tengo la verdad? No lo sé, espero que sí. Equivocado o no, no miento.
Hace más de cuarenta años, no puedo precisar exactamente el momento, el Partido Comunista local mandó que sus partidarios se afiliaran al peronismo. Justificó este pedido diciendo que, si bien era ideológicamente incorrecto, era el único movimiento de masas que había en la Argentina.
Cuando Perón volvió de Europa fue trasladado a Mendoza. Allí se creó una logia o sociedad secreta militar denominada G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra de Unificación, ambos en uso según el destino de su misión). Este grupo tenía por objetivos principales, entre otros, mantener la neutralidad de la República Argentina en la Segunda Guerra Mundial y evitar que el movimiento obrero se inclinara hacia la izquierda política. En el mismo año de su creación (1943) realiza un golpe de estado al presidente Ramón Castillo y gobierna hasta 1946.
El incipiente movimiento obrero estaba en manos de anarquistas o de comunistas, por lo general inmigrantes europeos. Venían ejerciendo la violencia, especialmente los primeros. La clase dominante había reaccionado con más violencia y no acertaba con una solución conveniente. Es que, en general, era una clase estúpidamente egoísta. Para ilustrarlo, una anécdota de un abogado de clase media que conocí hace unos treinta años: este abogado había adquirido una propiedad adentrada en el delta y, como casi todos, contrató a un isleño para que cortara el césped, desmalezara y mantuviera el sector. Buena persona, este hombre afilió a su empleado a una obra social, realizó aportes previsionales y reconoció cosas elementales como las vacaciones, el aguinaldo y otras ayudas sociales pertinentes al empleado "en blanco". Hace treinta años no había Internet ni celulares y el pobre isleño no entendía muy bien de qué se trataba una obra social ni una jubilación. El abogado le explicó qué beneficios le traían esas cosas y todo anduvo bien por un tiempo. Se ve que comentó la generosidad de su empleador con otros isleños que realizaban trabajos similares. Al tiempo, los propietarios vecinos pidieron al abogado que los recibiese y le comunicaron su descontento por lo que había hecho con su empleado. Hasta llegaron a amenazarle por haber "avivado giles". ("Avivar giles" es un argot rioplatense que significa "enseñar o decir la verdad a los tontos o ignorantes para que dejen de serlo")
Juan Domingo Perón genera odios o amores, raramente indiferencia. Se levantarán voces a su favor o en su contra; pero hay algo que no se puede negar desde cualquier punto de vista: era un hombre culto y muy inteligente. Desde esa inteligencia comprendió que no hay nada mejor que un trabajador contento y agradecido; de modo que comenzó a darle a la clase obrera las leyes sociales que, en su mayoría, había propuesto el socialista Alfredo Palacios. Era un precio bajo e inteligente para librar a la sociedad de los problemas de la lucha de clases y empezar a cumplir con uno de los propósitos del GOU. Ganándose el cariño de los trabajadores es que pudo haber un 17 de octubre, que encumbró a Perón en el poder, y un movimiento obrero lejano a la izquierda y bajo el ala de un partido de derecha.
Derrocado Perón y ya en el exilio, la izquierda trató de usar el amor por Perón como bandera para lograr la revolución. Perón los dejó correr porque ayudaban a su vuelta; después vino el “estúpidos imberbes” y las AAA.
Desde el punto de vista de los anarquistas (no necesariamente el mío), Perón destruyó el movimiento obrero, porque ellos no pueden concebir un movimiento obrero atado a un factor de poder y de orden y que no esté en la lucha de clases. Los comunistas infiltraron el Justicialismo y trataron de llevar agua a su molino disfrazados de peronistas. Es de este lugar de donde proviene la "izquierda peronista”.
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