Los hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial producen muchas veces preguntas incómodas: ¿Por qué la aviación aliada, que contó con indiscutida supremacía aérea desde 1943, no bombardeó las vías férreas sobre las que transportaban a los deportados judíos a los campos de concentración y exterminio? (1) ¿Quizás porque desde la segunda mitad del siglo diecinueve los judíos hasidim de Europa oriental controlaban el mercado internacional de brillantes, que amenazaba con desbancar al del oro, en manos de los Rothschild de Londres? ¿O también porque con el holocausto se creaban las condiciones para que los judíos europeos emigraran y apoyaran la creación de Israel? La respuesta a este tipo de preguntas incómodas puede proyectar mucha luz sobre las condiciones mundiales actuales. ...