Después de la caída del Tercer Reich, a partir de 1945 comenzaron a llegar a Argentina militares alemanes; criminales de guerra alemanes, belgas, croatas e italianos; colaboracionistas; científicos y técnicos que no querían trabajar en Estados Unidos de América o caer en manos rusas. Hay quienes dicen que fueron unos quince mil y otros hablan del doble de esa cantidad. Si quince mil le parece un número muy alto, considere que cuando comenzó la Guerra de Corea, en junio de 1950, el gobierno estadounidense inició la búsqueda de tropas auxiliares entre sus antiguos enemigos nazis. Un oficial de la CIA dijo: "Estaba claro que debíamos utilizar a todo hijo de puta que fuera simplemente un anticomunista". Preferían fugitivos de la Europa oriental para ser usados como guerrilleros después de un bombardeo atómico. Los mejores anticomunistas eran, sin duda, los ex-miembros de la SS y colaboracionistas ucranianos, croatas, lituanos y est...